martes, 7 de abril de 2020

El crecimiento en metáforas


André Rochais (*) utilizaba imágenes, metáforas y comparaciones para ilustrar las notas de observaciones y algunos contenidos de cursos. Igualmente, los formadores PRH las usamos en nuestras acciones formativas.

Son elementos pedagógicos que ayudan a aclarar, entrar o facilitar la comprensión de fenómenos y realidades psíquicas o la integración de determinadas vivencias y experiencias. Encierran un contenido que no es fácil de expresar literalmente. La imagen permite una visualización rápida y eficaz del mensaje que se quiere transmitir. Se dice: “una imagen vale más que mil palabras”.

Las parábolas, los cuentos, los refranes, etc.., son parte del acervo cultural de distintas sociedades y culturas. Son formas de transmitir determinados conocimientos y experiencias individuales y grupales.

Con este artículo, nuestra intención es iniciar una sección en la newsletter en la que iremos presentando imágenes, metáforas, cuentos o refranes relacionados con el crecimiento y que, habitualmente u ocasionalmente, utilizamos en PRH para comprender aspectos del desarrollo personal y la interioridad. Empezamos…

Recordemos algunas de las imágenes que utilizó André Rochais en los cursos de inicio:

  • Los fondos submarinos para representar la emergencia del ser, los conceptos de presentimiento, certeza y evidencia en PRH.
  •  La roca de ser para mostrar la solidez de los aspectos más desarrollados y emergidos del ser.
  • El camino como imagen de proceso de crecimiento, evolución y avance en el conocimiento de si mismo.
  • El fluido conductor para representar la capacidad que tiene la sensibilidad de transmitir los estímulos y mensajes que recibe, de hacerlos llegar a las distintas instancias de la persona, y para señalar sus distintas formas de transmitir los mensajes. Sensibilidad serena, revuelta, bloqueada, etc.
  • La cinta magnetofónica (grabadora) para mostrar algunas características de la sensibilidad: capacidad de grabar y recuperar o restituir vivencias importantes de la persona a lo largo de su vida.
  • El mar como imagen de la volubilidad de los estados de la sensibilidad, que puede estar serena y en paz, agitada, tormentosa, transparente o turbia,..




Ahora vamos a presentar dos imágenes, quizás menos conocidas, para ilustrar aspectos relacionados con el yo-cerebral:


La imagen del capitán de barco para representar el papel del yo-cerebral en el conjunto de la persona. En un barco, el capitán es quien gobierna y dirige. Analiza las situaciones, decide, da órdenes y coordina y moviliza al resto de la tripulación. Esto es similar a las funciones de inteligencia, libertad y voluntad que atribuimos a la mente. Así mismo, un capitán puede ocupar bien su lugar o puede dimitir, puede ser un buen o mal gobernante y llevar el barco de manera correcta o inadecuada o incluso, hacerlo zozobrar. Igualmente le sucede al yo-cerebral con respecto a su responsabilidad con el conjunto de la persona.
El capitán con los años de experiencia y aprendizaje puede ir siendo más experto en su rol. Nuestra mente, puede aprender, mejorar y desarrollar actitudes y funcionamientos que permitan un buen desarrollo de toda la persona.



·         ¿Cómo de experto considero a mi yo-cerebral en la conducción de mi vida?
·         Actualmente, ¿en qué puede progresar o mejorar?


La línea de horizonte y el ideal de sí mismo. El ideal es como la línea de horizonte. Si me acerco unos pasos, se aleja esos mismos pasos. Siempre está a la misma distancia. Cuando progresamos y conseguimos metas y objetivos, nuestro ideal siempre busca nuevos retos.  Esto es importante de cara a nuestra manera de gestionarlo. El ideal, en sí mismo, es inalcanzable.  Su misión es orientarnos e indicarnos la dirección hacia dónde dirigir nuestros pasos, pero es una trampa tratar de conseguirlo ya, o enfadarnos con nosotros mismos por no alcanzarlo. Con un trabajo sobre sí mismo y buenas actitudes, podemos llegar a acercarnos o incluso, alcanzarlo; pero conforme nos vamos acercando, va apareciendo un nuevo ideal o un nuevo horizonte que sustituye al anterior.



Este fenómeno nos juega malas pasadas cuando nos juzgamos y evaluamos a nosotros mismos en función de él y queremos ser ya eso que nos gustaría ser. Siempre salimos perdiendo, ya que el ideal es la perfección a la que tendemos, pero esa perfección solo existe en nuestra mente, no es real, y por mucho que avancemos en la vida nunca llegaremos a ser perfectos. Seremos mejores personas, padres, profesionales, etc, pero nunca perfectos. Esa perfección solo está en nuestra mente. Tenemos que juzgarnos y evaluarnos en función de lo que hayamos podido avanzar y no en función de lo que nos falta por conseguir.


·         ¿Cómo vivo el ideal que tengo de mí mismo/a?
·         ¿Lo vivo como una orientación o como una exigencia a alcanzar?
·         ¿Tiene mucho peso en mi forma de conducirme, juzgarme o tratarme?


(*) André Rochais (1921-1990). Fundador de PRH, Personalidad y Relaciones Humanas
Más información de PRH en www.prh-international.org  y en www.prh-iberica.com


Luis Avilés
Formador y coach PRH

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