Estando en la feria del libro me dio por comprar un pequeño
librito de un pensador de la antigüedad, Epicteto. Leyéndolo me encontré con
este párrafo:
“Ante cualquier situación que pueda sobrevenirte,
recuerda volverte hacia ti mismo y preguntarte con qué poder cuentas para
afrontarla. Si ves a un hombre o una mujer hermosos, descubrirás que el poder
frente a eso es la continencia. Si se te presenta alguna dificultad, hallarás
la perseverancia. Si se trata de un agravio, hallarás la tolerancia. Así,
cuando te hayas acostumbrado a esto, no te verás arrastrado por tus
representaciones”. (Manual de Vida, Epicteto o alguno de sus
discípulos).
Me sorprendió la similitud con algunos de los planteamiento
de la formación PRH. En nuestros cursos y acompañamiento individual invitamos a
que las personas conozcan bien algo parecido a lo que enseñaba este pensador de hace más de dos mil años.
Primeramente, a volverse hacia sí mismos y cuestionarse
interiormente desde qué aspecto o aspectos de su ser o identidad profunda (capacidades,
valores, actitudes positivas, ...) es posible afrontar una determinada situación, sea la que sea, bonita o fea.
Segundo, si esta forma de proceder acudiendo a esos “poderes”
se vive de una manera habitual, esto conduce a una gestión adecuada de la vida
y se evita dejarse arrastrar por la sensibilidad y los principios del
yo-cerebral. Resulta que Epicteto denominaba representaciones a los
juicios que la persona hace (cerebral), y a los impulsos, deseos y aversiones
(sensibilidad).
Tercero, él denomina “poder” a lo que nosotros
denominamos capacidades, cualidades, etc… Y efectivamente, todas nuestras
capacidades, dones y riquezas son realmente poderes. Cuando los ejercemos y los
vivimos de una manera habitual podemos llegar a sentirlos como auténticos poderes. Esa consciencia y uso
de ellos nos da una seguridad y un dominio sobre las situaciones que de otra
manera no se tendría.
Es llamativa la similitud. Me sorprende la convergencia en la búsqueda de cómo vivir, de cómo llevar la vida y cómo esto ya era una preocupación de los seres humanos desde hace miles de años. Me reafirma en nuestra forma de ayudar a las personas para llevar adelante sus vidas y me hace sentir en conexión con este sabio estoico de la Antigua Roma. Desde entonces, y mucho antes, siempre ha habido personas que se han preocupado por enseñar y ayudar a otros congéneres cómo vivir la vida que se les presenta. Como muestra, este Manual de Vida.
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